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viernes, 10 de enero de 2014

DIA DE COMUNION




El sábado próximo, el Almería se estrena en el San Mamés Barria y es, para un equipo tan modesto como el almeriense -el de más bajo presupuesto de la categoría y consciente de que tendrá que sufrir mucho para conseguir la permanencia-, sentir la sensación de visitar un lugar tan sagrado como el viejo San Mamés, porque el nuevo conserva la esencia del viejo, que no es el césped, que no son los jugadores, ni tan siquiera quienes lo dirigen. La esencia de San Mamés es su gente.

Para mí será un partido extraño para explicar, porque nadie es imparcial a la hora de hablar de un espectáculo que esconde la pasión del fútbol. Como almeriense, me tira el lugar donde nací, pero los sentimientos no deben vivir acotados por las raíces. Al corazón no se le puede poner cerco. Yo creo que nací con un sentimiento que queda expresado cuando no puedes controlar tus emociones al ver tu primer partido en blanco y negro, en la tele, rojo y blanco en la realidad. Creo que fue en la 70/71, era un crío, y el Athletic ganaba en el Nou Camp al Barça. No recuerdo quién marcó, pero sí que se me quedó en la retina la imagen del Chopo. Su sobria figura, su pasmosa facilidad para destacar sin hacerlo, su vestimenta de 'caballero', como si se tratara de un modelo de pasarela bajo los palos. Todo medido.

Papá, ¿por qué somos del Athletic?

Resultaba curioso, pero la pregunta para un madrileño hacia el Atlético es medianamente fácil de responder. Puede que a mil kilómetros de San Mamés resulte difícil de explicar, o no. Es tan complicado cómo explicar por qué en Almería la pelota vasca es una actividad que incluso se trabaja en escuelas deportivas y en la que un equipo almeriense ha llegado a ser campeón de Europa. Y es el que el Athletic siempre ha sido un equipo querido en este rincón del sur.

Vi jugar a Iríbar, Sáez, Guisasola, Larrauri, Zubiaga, Villar, Rojo II, Uriarte, Rojo I, Lasa y Arieta II, en la final de Copa del 73 contra el Castellón. A mi alrededor, casi todos del Madrid, pero a mí me gusta lo difícil. Ser del Madrid o del Barça es fácil, te compran con los títulos. El Ahtletic compra a la gente con el corazón. Por eso me he hecho miles de kilómetros en un mismo día para ver fútbol en La Catedral. Old Traford puede ser el Teatro de los Sueños, pero San Mamés es LA CATEDRAL. Amén. Por eso soy del Athletic porque ganar o perder no es importante, lo importante es la leyenda.

Solo así se explica que cuando en octubre de 2007, en el debut de este segundo equipo almeriense en Primera, celebrara el gol de Etxeberría ante la UD Almería del mismo modo que celebré el del Felipe Melo, que ponía las tablas. Resultó curioso, para mí sobre todo.

El sábado puede que sienta lo mismo, pero si aparezco hoy en este blog es para hablar del Almería, equipo al que puede que conozca tanto como a mi Athletic. El proyecto de esta UD Almería es de un sentimiento parecido, aunque con diferencias. La crisis ha obligado al fútbol a querer todos ser como el Athletic, a buscar la cantera porque no lo permite la cartera. El Almería, sin más almerienses que quienes están en el banquillo, sueña con que en un tiempo no lejano pueda nutrirse de quienes ahora forman parte de las bases.

Es un equipo que ha pasado de las drásticas decisiones tomadas en caliente -solo Emery y Javi Gracia cumplieron sus respectivos mandatos como técnicos- a madurar, puede que por obligación, para mantener a un técnico de la casa que está haciendo demasiado bien las cosas.

El inicio de temporada llegó marcado por el buen fútbol, pero también por la bisoñez para cerrar partidos, un equipo que ganaba en posesión a sus rivales, pero que cuando la perdía coincidía con los momentos en los que se logran los triunfos y eso lo aprovechaban sus rivales para quitarle el 'caramelo' de la victoria. Fueron diez jornadas de paciencia, soñando que llegaría su día y que el fútbol, más tarde o más temprano, terminaría dándote lo que te ha quitado.

En los últimos ocho partidos, el equipo de Francisco ha ganado en madurez. Puede haber perdido en vistosidad, pero el fútbol no entiende del cómo sino del qué, valora más llegar a la meta que la placidez o los obstáculos que pueda encontrar en el camino.

Un equipo que tiene hombres claves que son Esteban, Verza, Soriano y Rodri. Una columna vertebral, por más que Soriano no tenga los minutos que debiera. Su ausencia se ha notado en partidos perdidos justo cuando se fue. Lo demás son guerreros que tratan de hacer bien su trabajo, que ha comenzado a hacerlo ahora para sumar 16 puntos en los últimos ocho partidos, con solidez atrás, como lo demuestra el hecho de llevar ya tres jornadas seguidas, en Liga, sin encajar, algo fundamental para quienes el gol a favor es un casi más caro que hacer un buen fichaje.

Porque esta UD Almería es una entidad modesta con cierta similitud al Athletic. Aquí los títulos no compran a nadie. Aquí, como ocurre con el Athletic, los que son aficionados lo son por el corazón.

Artículo de JUANJO AGUILERA. Redactor de Deportes de IDEAL DE ALMERIA.




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